Vietnam, 2004: "Bufallo Boy"
"2 estaciones"



Tuve la suerte -o mala fortuna, no estoy seguro- de comentar la película con un grupo de gente, que por cierto, no comparte mi afición por el cine oriental. Y la pregunta -casi retórica- más recurrente, es: Y esas películas, ¿qué tienen que ver con nosotros? El sentimiento se agudizó aún más al confesarles que se trataba curiosamente de una película Vietnamita, siendo uno de los países menos conocidos y fértiles en materia fílmica.

La película, ambientada cercano a 1930, tiene mucho de relato cultural-histórico, describiendo muy bien la situación y antecedentes del siglo XIX. Contextualiza de forma notable la trasmisión de las dinastías de Vietnam para dar paso a la colonización Francesa del territorio. Posteriormente, fue el turno de Japón, pasando de una mano a otra, cometiéndose una escalada de abusos con un pueblo pobre y simple, obligados a una vida dura y muchas veces corta. Finalmente, el poeta revolucionario Ho Chi Minh pondría fin a los días oscuros de Vietnam proclamando su tierra, la República Democrática de Vietnam.

Aún conociendo el yugo y herencia de Vietnam, es imposible no compadecerse lo suficiente ante esta historia llevada al cine. Su argumento, así como su titulo, es simple. Familias de granjeros del arroz, tienen sus propias batallas, en ellas no se vierte sangre, pero si, muchas lágrimas. La naturaleza y religión hacen una amalgama perfecta resumiendo todo en dos conceptos: Estación seca y estación lluviosa.

Kim es un joven de familia pobre quien vive con sus padres en el delta del río Mekong en Ca Mau. A temprana edad debe hacerse cargo del sustento familiar al estar su padre ya viejo y no en las mejores condiciones de salud. Así, este joven debe asumir la responsabilidad de todo hombre: Mantener su único bien familiar para así comer en un futuro. En plena estación húmeda, sin forraje para las bestias, donde el horizonte cada mañana se hace de lluvia; Kim debe conducir a sus dos búfalos hacia terrenos altos, no inundados, para con ellos, poder cultivar arroz en la próxima estación seca.

La película destaca por su lírica en la imagen. Propone cómo es posible contar una historia dramática con escenas bellas. Muestra la responsabilidad y la independencia, el paso a la adultez y las opciones de valor. Temas como la guerra, violaciones; así como también, el amor, el deber y la amistad penden de tenues nubes y caen livianas, como la lluvia, en la pantalla. Su poesía es elogiada en muchas premiaciones, ganando más de 5 premios importantes a nivel internacional, en Europa, Asia y América, haciendo de Minh Nguyen-Vo, uno de los directores conocidos internacionalmente de su país.

Hay muchos temas importantes; no quiero olvidarlos. Comentarios, frases que nos gatillan preguntas. La ofrenda a los antepasados con la visión religiosa moderna expone la latente mezcla de creencias en su pueblo. grupos de secuencias en que sólo presenta y hace vida una fe, "don" que se manifiesta hacia un sólo “estar”; estar con la naturaleza, estar con el mundo hasta que llegue la hora de estar sin él.

¡La música! La flauta y las melodías son las que potencian el paisaje. Un camino que sólo hay que caminarlo acompañado. La tarea de arrear búfalos es solitaria, aunque se esté lleno de gente.

A veces vivimos en estaciones lluviosas… Y también nos parece ver la muerte de lo bello, lo útil… lo bueno. ¿Sepultaremos a nuestros padres cuando se hayan ido? ¿Rezaremos en cada templo cada vez que nos encontremos uno en nuestro camino? ¿Marcharemos con los búfalos, haciendo que incluso los monjes, que se olvidaron del mundo, salgan de los cerros a verlos marchar en manada? ¿Dónde quedará la vida si dejan de existir las dos estaciones?

La muerte es un tema importante. Así como lo dice el propio Kim, “el agua es negra, porque hay cosas muertas en ella. Hay árboles, hierba, hombres… y también búfalos”
Todos son temas de la película, pero a su vez, también son mis temas, y la verdad… nuestros temas. Si los verdaderos bienes del hoy -los reales, no los inventados- son nuestros “búfalos”, se torna un gran desafío asumir tal responsabilidad. Sin embargo, muchas veces, tristemente nos acomodamos entre las dos estaciones con preguntas convenientes como: ¿Qué tiene que ver con nosotros?

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