China, 1992, "The Story of Qiu Ju"
"Valores inválidos"



El gran dilema de estos tiempos, no son los conflictos y coyunturas políticas o las disputas político-religiosas, terrorismo o incluso situaciones tan generales como el calentamiento global: el verdadero problema es ético, y desgraciadamente a toda escala.


Quien roba o mata en contra de las políticas de los países es considerado amenaza y es obligado a pagar su condena. Se le atribuye que es un peligro a la sociedad y se le relega para su rehabilitación y posterior reinserción a la sociedad. ¿Pero qué pasa en la micro-escala? Qué pasa en los detalles diarios y en la conducta diaria. El usufructo no tiene moral aparente, y la utilidad mercantil esta inmune a un dios, una fe, una moral o el simple sentido común… hasta es ajena a la propia humanidad.

Es una exageración, muchos propondrán, sin embargo, basta ver el mundo para por lo menos dar una segunda leída a las ideas de “progreso”, “desarrollo” y “bien social.”

En un mundo así, dónde se encuentra” lo justo”. No hablo de justicia, ya que existiendo una legislación y un estado de derecho, hipotéticamente serían las condiciones para que habitara la justicia independiente a sus decisiones. Entonces repito la pregunta: ¿Dónde encontramos lo justo?

Lo justo, emana en última instancia de lo propiamente humano; a la sombra de la mano de la coerción no crece el “hombre justo”. El valor tras la ley tempranamente se olvida, como actuamos es como se debiera actuar; y esos cimientos, esa orden moral, última en el jucio de todo ser humano es la que parece estar fallando.

El film, pese a realizarse ambientado en la China Pre-Mao, la China republicana, sigue siendo una muestra y un boceto a escala de situaciones que cotidianamente vivimos, aunque no con el realce ni exageración bridada en el metraje, es posible ver ese dilema ético hoy en día.

Qiu Ju, una mujer campesina en una aldea rural al norte de China, es la protagonista de la historia. Madre de una hija adolescente, durante las temporadas templadas trabaja de campesina para mantener a la familia en invierno, mientras que su esposo, un modesto granjero, cuida del rebaño y cultivos esporádicos que poseen en su terreno.

El nudo de la historia es propuesto por el general de la republica asignado a esa zona rural, quien debido a una discusión menor y sin razón aparente golpea al esposo de Qiu dejándolo en cama por varias días, lo que además de considerarse una agresión, deja sin sustento por ese tiempo a la familia ya que es labor del padre encargarse de la economía familiar a diario.

Luego de este acontecimiento, comienza la lucha de Qui en busca de justicia, donde pese a muchas trabas, incluso familiares, ella no se rinde ante lo que considera una decisión poco justa.

Mientras observaba a aquella sacrificada mujer, me preguntaba, que tiene de admirable el “ser justo”, qué tiene de admirable algo que debiera emanar de la propia humanidad, del propio sentido moral independiente a legislaciones, países o religiones. Si lo justo es impuesto por el hombre, se me hace más entendible la jerarquía acomodaticia que este valor posee.

Lo cierto es que si se trata de revelaciones sociales –al menos siguiendo la vieja escuela en sus creaciones-, no hay otro director más constante en sus films que el propio Zhang Yimou, siendo “Qiu Ju da guan si” la antesala de estas temáticas. Luego en películas como “Happy Times”, o la misma “Not One Less“ el propósito valórico final sigue intacto, narrándose con la misma vehemencia y pulcritud que en este film. De sus nuevas realizaciones tengo sentimientos encontrados, por cierto que abrió espacio a los ojos de occidente y buena parte de fans de estas latitudes nacieron a raiz de sus películas, pero existe una cuota que hay que pagar y a mi jucio, haciendo un balance: es el cine el que pierde.



DATOS TÉCNICOS
Director:
Yimou Zhang
Guión:
Yuan Bin Chen
Heng Liu
Actores:
Li Gong / Qiu Ju
Peiqi Liu / Wan Qinglai, chili farmer
Liuchun Yang / Meizi, Qinglai's sister
Kesheng Lei / Wang Shantang, village chief
Zhijun Ge / Officer Li
El tránsito indoloro de lo que podría considerarse el "vender la identidad", a cambio de "estereotipo" es lo que más me duele y lamento de sus nuevas creaciones. Entendible es el hecho de la comercialización del cine como industria, pero cuando el cine deja de narrar lo que su cultura vive y quedarse con el ícono entendiblemente fácil y digerible, es donde el cine se convierte en publicidad, siendo el eufemismo perfecto: "la venta de la cultura". Quiero que resurga el Yimou de antaño, el que no más tenga que mostrar, sino más que decir.

La película indiscutidamente ganó premios a la mejor actuación(Gong Li) en festivales tan prestigiosos como Cannes además la afamada “Copa Volpi” a la mejor interpretación femenina en el Festival de Venecia. Es que no es una exageración la obtención de tales premios, basta con ver su interpretación, sobre todo considerando los roles que le tocaron encarnar en films anteriores del mismo director. Gong Li se mostró multifacética y llena de talento, saliéndose de papeles como "la habitual muchacha bella" y finalmente representando un personaje, tanto entrañable como sufrido, que desempeña en esta película.

Quizá sea un imperdible más del cine oriental. Vale mucho la pena verlo, sobre todo si se está interesado en la evolución de Zhang Yimou como director, y con él, el mercado oriental.

Comments (1)

On julio 02, 2009 2:08 a. m. , irian-hallstatt dijo...

Solo comentar la razón que tienes en cuanto a la nueva dirección que parece haber tomado el trabajo de este director. De sus nuevos films, bueno, “Hero” o “La casa de las dagas voladoras” me gustaron, aunque dentro de su inconmensurable primera etapa sean para mi insuperables “La Linterna Roja”, “Semilla de Crisantemo”, o “Vivir” (la cual revisioné hace poco, quedando prendado de ella), pero “La maldición de la flor dorada” se me hizo insufrible. Alguien dijo en su día que parecía esta película una gala de olimpiadas… y vaya casualidad, visto lo visto luego.