Japón, (2008), "Okuribito"
"Nacemos y morirmos a diario"


Queréis saber el secreto de la muerte...
¿Pero cómo habéis de encontrarla a menos que la busquéis en el corazón de la vida?
Extracto: Khalil Gibrán
"El secreto de la muerte"



Personalmente no significa mucho para mí que haya sido premiada por la Academia y recibiera el premio a la mejor película extranjera de este año, sobre todo considerando que ya muchos generaron cierta aversión a este tipo de premiaciones. Es por ello que mi impresión lo baso únicamente en virtud de lo que vi y no me hago cargo de prejuicios por el hecho de que el film esté ligado a este tipo de premios. La recomendación la hago extensiva a quienes rehúsan ver alguna película debido a la poca o nula empatía que posean con premios o festivales de antemano.

Desde el comienzo, ya me desagrada un poco el título que le han dado en los circuitos occidentales, nombrándola como “Departures”, algo así como “Partida”, ya que según creo no es del todo descriptivo con lo que el titulo original (Okuribito) hace referencia.

Okuru” en japonés quiere decir algo así como "enviar", mientras que “Hito” se refiere a "persona o gente". De ello se deduce que el título debiera ser “La persona que despide” o “El que despide”, siendo este título mucho más congruente con el argumento de la película porque tiene la idea intrínseca del respeto por quien parte, y además, le otorga un valor a lo que se está despidiendo. Este planteamiento será desarrollado con mayor detalle durante la entrada.

Como herencia ya del cine japonés de antaño, la película tiene mucho de la narrativa oriental. Puntualmente ésta tiende a ser más abierta, aunque no carece de orden en lo absoluto, Takita Youjirou -su director-, se encarga de ocupar planos que en ocasiones trasgreden la regla de ejes, esto comúnmente en las escenas sobre rodajes en interiores cuando se producen diálogos, por ejemplo en casa de los personajes, así como en la oficina de trabajo del protagonista Aunque esto pudiera ser algo imperdonable a comienzos de la era de Hollywood, actualmente son recursos narrativos aceptados y gradualmente ocupados por realizadores de todo el globo aunque en muchas ocasiones sin buenos resultados, algo que no se aplica en este film.

Fuera de este alcance, “Okuribito” es un drama con tintes sutiles de comedia negra, de actuaciones bastante acabadas y un trabajo de cámara y dirección muy acorde a la trama, genero y temática en general. En ella, todo parece calzar perfectamente. Posee una fotografía adecuada para la narración, un color y temperatura que potencia desde la profundidad de los temas así como la simpleza que pudiera haber en la vida de provincia de Japón. Su iluminación, quizá pudiere haber sido más aprovechable, aunque a mi juicio estuvo correcta, quizá se pudo desarrollar mayores ambientaciones y potenciar puntos clave en la película. De todas formas, la apreciación del guión, actuaciones y ambientes, estuvieron muy acabados. Pienso que el punto argumental y la cámara/montaje es el de mayor mérito. Todos los elogios anteriores no resultan novedosos al contemplar la filmografía de Takita Youjirou, quien cuenta con películas tan elogiadas como “When the Last Sword Is Drawn”, entre otras.

No creo haber contado más de 10 minutos de película para que ya se presente el primer nudo dramático importante de la película; se habían presentado y cuasi-desarrollado los personajes principales, pudiendo identificarse un cuadro general del film. Esto, gracias a una idea clara en el guión, un muy buen trabajo de los actores y dirección, además de un dominio y claridad en el encuadre y montaje. Todos estos aspectos, en muchas películas que vemos a diario, no son cubiertos y hacen que la trama carezca de una historia que contar.




Otra vez a la parte ingrata jejeje… me refiero a comentar un poco la trama, aunque lo bueno esta vez es que hay poco que decir, pero sí mucho que contar. Básicamente es un período de tiempo en la vida de una persona llamada Daigo, un concertista de Chelo, quien tras ser despedido de su orquesta queda desempleado en una pequeña provincia de Japón. En este punto comienza a buscar trabajo para mantener su hogar y a su pareja Mika, quien pese a los momentos duros, lo apoya en sus decisiones. El nudo de la historia surge cuando Dai consigue casi accidentalmente un nuevo trabajo, esta vez desempeñándose como un “nokan”, que sería algo así como un preparador de muertos en los funerales, ocupación muy segregada y mal vista por un importante número de la población. Aunque el tema de “los muertos” está muy presente, virtuosamente el director nos propone una mirada muy sutil y humanizante en este respecto. Lo que en otras realizaciones se presentan como realidades macabras o trágicamente desgarradoras, en el film, dignifican estos tópicos al reconocerlos como propios de la vida de un ser humano. De esta manera, la película goza de suavidad en el tratamiento del tema de “la muerte” y así pronto se llega al punto central propuesto, el que corresponde a la dignificación de la propia vida.

Okuribito” se construye desde la idea humana de “muerte”, pero sólo desde un punto de vista descriptivo ya que dentro de la metáfora en el fondo se representa la propia dignificación del ser humano. Gracias a este postulado se reconstituye una jerarquía valórica que, al parecer con estos tiempos, está en extinción al igual que los que se dedican al “nokan”. “El que despide” no sólo se encarga de preparar al muerto para su viaje final con el cual concluye su existencia, sino también presta cierta honra hacia las vidas que se retiran del mundo, independiente a sus defectos, virtudes, errores o status que poseían al estar con vida.

Esta idea es reafirmada al presentar un personaje principal aquejado de una constante discriminación debido a sus labores, siendo el contrapunto indicado para comunicar que la “vida digna” muchas veces no se vive, y sólo se toma conciencia de ello e intenta rectificar en los instantes más críticos de nuestra historia. La más profunda de las metáforas en este respecto es la dedicación y delicadeza con que Dai desempeña su labor como nokan, brindando el respeto que merecen los muertos, seguramente motivado por el reconocimiento de seres iguales a él. La invitación es pues a no esperar de tales momentos, reconstituir nuestros lazos, afectos y relaciones personales, que en definitiva es lo único que nos mantendrá, paradójicamente, “viviendo la vida”.



El rescate de este tipo de jerarquías -modelos de importancia valóricos que respetamos al actuar- se ven sutilmente demostrados en la construcción de los personajes. De esta forma es posible ver a una señora dueña de un local de “baños públicos”, los cuales representan un punto crucial dentro de la historia y cultura en las tradiciones orientales. En este lugar no sólo es posible mantenerse aseado, sino también socializar y compartir nuestras vidas con gente que actualmente es imposible de ver tras las rejas de nuestros hogares, los vidrios de nuestros autos o las líneas de nuestros teléfonos. Es así como la humanidad, incluso desde un punto de vista costumbrista, es reivindicada o pretende serlo en el film.

De la mano con este concepto de sanidad y aseo externo proviene la manifestación de un saneamiento interno, es por ello que en primer orden se nos presenta la práctica del “nokan” como un trabajo desechado, poco atrayente y con un alto grado de discriminación. Este conflicto es graficado sutilmente cuando el protagonista, luego de realizar sus primeros trabajos, se siente sucio y maloliente producto de unos comentarios que se hiceron dentro de un bus. Ante esto se siente mal y entra al local de baños públicos, más que intentando asear su exterior, intenta sanear su interior y expiar las sensaciones que los comentarios le han despertado en él.

Este sentido de suciedad interna está virtualmente expuesto en una de las muchas escenas que, por las limitaciones lingüísticas, no es posible de recrear. Cuando Mika, la pareja de Daigo , le dice algo así como “sawaranaide kegarashi” la traducción en inglés versó algo así como “sucio, cochino” cuando lo que se dijo fue “kegarawashi”. Esta última palabra corresponde a un sentido más profundo de lo que entenderemos como “suciedad”, esta acepción define una suciedad moral más que física, una especie de imperdonable moral que hace que a quien se le diga sea considerado un paria por el resto que comparte ese criterio valórico. Como vemos ,con las traducciones, se pierde mucho de lo que originalmente nos dice la película, así es posible citar algunos otros ejemplos al respecto.

Como contraparte, pese a la aplastante fuerza que posee esta temática dentro del film, se nos presentan personajes tremendamente entrañables y queribles, un grupo de personas que pese a sus errores o defectos gozan de sensibilidad y se constituyen como buenas personas. Esta forma de abordar la construcción de los personajes hace que, de manera muy adecuada, las responsabilidades en cuanto a temáticas de discriminación, despotismo e intransigencia sean atribuidos a las cirscuntancias, y más de fondo, a un sistema que tiende a premiar este tipo de comportamientos. Este planteamiento se desequilibra cuando entra un factor fundamental en el film, como lo es la familia.


La familia constituye un poderoso eje expuesto durante todo el metraje, si bien todo parte desde una fragmentada familia esto no le quita fuerza en lo más mínimo al concepto ni su validación en sociedad. Con la familia, la tendencia autodestructiva en materias de discriminación es gradualmente disipada. Pese a ser una idea casi tan anticuada como lo podrían ser los propios baños públicos representados en el film, la familia marca el centro sobre el cual deberemos comportarnos en sociedad Muestras de esta situación se evidencian por ejemplo en la vuelta de Mika con su esposo desde la casa de sus padres, la representación y peso que posee el anciano compañero de baños de Daigo, así como la idea del perdón ya casi al final de la película. A lo largo del film se reafirman una y otra vez todos estos puntos en la narración, como cuando se habla en el puente sobre los peces que nadan en el río, almuerzan pez globo, o bien en la misma metáfora de las piedras.

Por su parte la música parece ser un mero adorno estético, sin embargo no lo es.
La música clásica contribuye a potenciar el dramatismo, seguramente Takita Youjirou no nos ha querido remecer con un drama duro, angustiante y desolador, el guión siempre está construido desde una noción esperanzadora y no pretende quebrar el espíritu al menos directamente. Lo que sí es posible de observar, es la recurrencia a invitarnos a reflexionar sobre las situaciones y hacernos ver desde su origen cuál será nuestra postura ante esas jerarquías valóricas expuestas en los conflictos del film. Así, la música, resulta un instrumento para representar el pasado.



DATOS TÉCNICOS
Director:
Yojiro Takita
Guión:
Kundo Koyama
Actores:
Masahiro Motoki / Daigo Kobayashi
Tsutomu Yamazaki/ Ikuei Sasaki
Ryoko Hirosue / Mika Kobayashi
Kazuko Yoshiyuki / Tsuyako Yamashita
Kimiko Yo / Yuriko Kamimura
Takashi Sasano / Shokichi Hirata
El recurso de la música no es central, pero si constituye uno de los conflictos de la película, además de ser un recurso aprovechable para complementar la narración. Así echa mano de transiciones y elipsis que sin la música serían inútiles o débilmente entendibles. Quizá gracias a esta relación de música y pasado fue lo que motivó la elección especificamente de música clásica y el hecho de que nuestro protagonista sea originalmente un concertista en Cello. De esta forma se enfatizan los recursos y manejo de los tiempos en el relato.

Sin duda una película recomendable bajo cualquier cirscuntancia. Un film que cierra muy bien sus temas centrales y propone reflexión ante una temática profunda, que es algo que muchas películas de iguales características no posee o no están del todo bien logradas. Desde una su visión casi poética cobija la temática de la muerte y sus metáforas, aunque no es superior a otros films de la historia nipona similares en temática -entre los cuales pudieran destacar “Alter Life” de Hirokazu Koreeda-, la película no carece de méritos propios y una propuesta y critica actual de nuestros tiempos.

Finalmente al ver la película, me fue innegable la prosa de Gibrán. La película genera buenas experiencias, por este motivo es que la recomiendo.

Comments (2)

On julio 02, 2009 2:00 a. m. , irian-hallstatt dijo...

Buenas. Es la primera vez que visito tu espacio y me he quedado de piedra viendo los análisis exhaustivos que haces de las películas, sin caer en la disección pura y mecánica, notándose tu afecto por las películas que comentas. Respecto a esta por ejemplo, me has llamado la atención sobre algunos aspectos y reflexiones en los que no había caído, ni al verla, ni al rumiarla después.

Un saludo.

 
On julio 08, 2009 3:14 p. m. , Assuwa dijo...

Gracias por tu comentario Irian, tambien me he pasado por tu blog e incluso lo tengo en mi blogroll desde hace tiempo. Muy buena faena es la que haces con él. Es bueno compartir opiniones e ideas sobre lo que las películas nos evocan y ver que siempre se pueden descubrir nuevas cosas. Desde ya estás invitado a este espacio y dar tus impresiones sobre los films.

Saludos!