Japón, (1996), Picnic
"Dos"

“La única diferencia entre un loco y yo, es que yo no estoy loco.”

El gran Dalí ya parecía advertir que en la realidad se expresan dos dimensiones sumamente claras. Una tiene que ver con una percepción de nuestro mundo y la otra, la que el mundo nos hace notar que tiene de nosotros. Así es como los conceptos carecen de sentido, todo es parte de un profundo viaje hacia nosotros mismos donde creamos lo que tendrá sentido para uno, y que no necesariamente lo tendrá para el resto. Así, la “realidad”, como concepción absoluta y objetiva, es inútil.

Lo que está bajo la realidad, lo que se encierra en uno mismo o la búsqueda desde fuera de la racionalidad son las características que provocan que, por ejemplo para el pintor –Dali-, lo importante y objeto del arte no se encuentren delante de él, sino dentro del él. En ese punto se vive el mágico momento de pasar a ser el propio arte, algo que con la personalidad y genio de Dalí, cabalmente representó con su Surrealismo.

Pese a la atrayente seducción que me invita a hablar de los pintores surrealistas en general, mi inquietud principal es ver que dentro de otro tipo de expresiones artísticas, como es el cine, éste concepto está muy dentro de su espíritu y estructura que lo conforman.

Cuando se habla de montaje, siempre se suele llegar a los lugares comunes de siempre, se habla de la consecución de planos que cuentan una historia y que según ese orden es posible contar una infinitud de relatos. La parte que se suele olvidar es la que hace referencia a lo dificultoso que esta labor suele ser. Tanta realidad hay en la afirmación que luego, con la evolución del cine en el mundo, se creó una especialidad, la cual ayudara al director para sostener este importante aspecto de las películas.

Es en el montaje de un film donde se observa cabalmente la dualidad que nos expresa Dalí. Estos dos mundos divididos e inventados por el hombre es de donde surgen, tanto la realidad como el arte. De esta forma, al montar una película, se debe sostener un equilibrio entre la interrupción física entre plano y plano, y por otro el combatir que esas interrupciones parezcan perturbadoras para el observador, generándole un stress no deseado, dificultando la narración y entorpeciendo el relato.

Dejando a nuestro Dalí de lado, olvidando por un momento el montaje y desenfocándonos un poco del surrealismo, surge una película espléndida. Es que el cine de Shunji Iwai, es personalmente uno de los mejores en Japón, además que es uno que me representa muy bien en cuanto a visión del cine. Sus cualidades son muchas, pero si debo expresar alguna no puedo dejar de elogiar la economía narrativa que justamente surge gracias a un destacado sentido del montaje e ideas de encuadre en los films.

Son estos dos elementos los que hacen de “Picnic” una obra imperdible de Japón.
Siempre se habla de “All About Lily Chou-Chou”, o del otro ya clásico del cine como lo fue su ópera prima conocida como “Love Letter”, sin embargo ésta es una película que nada tiene que envidiarle a su antecesora como predecesora.

Debo elaborar una suerte de sinopsis, la verdad es que en palabras hay poco que decir. La historia gira en torno de tres compañeros que se encuentran internados en un deprimente y colapsado psiquiátrico, cada quien con sus propios demonios y culpas las cuáles los arrastraron hasta ese estado. Los tres en conjunto buscarán los caminos necesarios para redimir ciertas culpas y cumplir propósitos o metas, condiciones que sutílmente dignifican la idea de “aberraciones” -que por lo demás es muy de corte oriental-, al ver a los enfermos mentales y discapacitados como focos de discriminación debido a la condición que poseen. Un punto aparte constituye tanto el psiquiátrico como el mundo fuera de él.

El psiquiátrico, se presenta como un mundo sin esperanzas, ni mucho menos tiempos. La única actividad con vida –y que Shunji Iwai recreó de buena forma- fueron la de los exteriores; cuando algo relevante tendría que ocurrir dentro, siempre se las ingenió para ocupar recursos cinematográficos como movimientos de cámara y lente, los cuáles aparentaron siempre un acercamiento desde nuestro mundo al de ellos. Un ejemplo entre muchos, es la escena en que Coco("Chara"), entre los barrotes de su habitación, espera que la enfermera concluya sus labores. Otros son las escenas que se rodaron desde el patio y tendederos de ropas, todo pensado para separar ambos ambientes y realidades. Esta división no sólo ocurre desde un punto de vista físico, sino que además empapa los propios personajes haciendo de empleados y dependientes clínicos, así como todos aquellas ligados al cuidado de este tipo de enfermos, claras representaciones opuestas a su entorno. Esto último es posible de ver en las primeras secuencias del film, cuando Coco es abandonada en las propias puertas de la clínica por sus propios padres, entre otras escenas significativas de la película.




Cuando hablábamos del mundo interno y el externo no han sido palabras en vano. Es que en “Picnic” la línea de narración se construye bajo estos dos ejes claramente polarizados: existe el mundo del psiquiátrico y por otro el de la urbe.

Ejemplos hay muchos, principalmente uno de los momentos más claros es cuando Coco increpa a sus compañeros preguntándoles que qué hacían allá arriba (montado sobre una reja), a lo que ellos respondieron: “estamos viendo el mundo exterior.
Desde ese punto el relato muestra un límite, una brecha entre estos 2 mundos y un lugar que sólo es habitable por los “locos”. Desde ahí el viaje seguirá desde los bordes de rejas, panderetas y muros observando ambas realidades construídas por el hombre: una para contenerlo y la otra para darle la sensación de que es libre.

Con esta mecánica en la narración, estos tres compañeros se van encontrando determinados elementos en su viaje, ellos les darán sentido -en este sinsentido de la locura- y marcarán las pautas narrativas para la historia. Quizá uno de los aspectos importantes sea su encuentro con el sacerdote.

En un mundo de olvido, violencia e incomprensión los viajeros tienden a mantenerse en una búsqueda, la finalmente será el propósito de su viaje. Lo que inicia con la metáfora de la curiosidad poco a poco se encamina hacia un propósito, un camino que en definitiva deberá llevarlos a la expiación de sus culpas. En este contexto, prontamente se encuentran con un sacerdote quien habla desde su fe e interpreta la realidad bajo sus propios paradigmas. Así, como toda propuesta de conocimiento viniendo desde la “realidad”, siempre suele ser cíclica y no dar cabida a nuevas interpretaciones o segundas lecturas. Es que la “segunda lectura” es uno de los eufemismos más elegantes para la locura, y de eso ya lo sabrá y supo Dalí en sus tiempos.

El sacerdote prontamente -según su doctrina- tiene a tener un carácter ecuménico en el trato, los ve como iguales contrariando las conductas que tenían enfermeras y médicos del psiquiátrico, pero cuando el diálogo se torna algo más profundo surgen serios desacuerdos. Desavenencias que son ineludibles al momento de representar tanto la realidad interna como externa a uno mismo y que la película da en buena parte un claro ejemplo. Este momento crucial se da cuando Coco da su versión de Dios y asume que son sus padres, ya que ellos la crearon. Esta afirmación es tremendamente interesante desde un punto de vista epistemológico. Para Coco, el mundo comienza y termina con ella, su Dios es quien le dio la vida –es decir sus padres- y antes de ella no había nada, tal como se lo expresa a uno de sus compañeros. Este argumentación está muy lejos de ser digna de un loco, sino más bien alguien que ha reflexionado sobre su propia existencia y en parte tiene la claridad de quien ha visto y asumido tanto su mundo externo como interno.



Lo cierto es que si por un momento pensáramos que no hubiésemos nacido, ¿cómo sabríamos que el mundo existe como tal? Un ejemplo más tangible sería, antes de que nuestra América fuera descubierta: no existía. Y si no se hubiera descubierto nunca, nadie sepa de nosotros ni imaginen el nuevo continente, ¿Europa reconocería nuestra existencia? Lo cierto es que la creación de las cosas –al menos para el hombre- va de la mano con la conceptualización de ellas. Por lo tanto Coco tiene razón, ella no puede asegurar que el mundo antes que naciera existía previamente, siendo todo un categorización, consensos y jerarquías de conceptos que arman nuestro mundo, el mundo externo.

Otro punto destacable es el trabajo actoral, es que tanto Coco (“Chara”- Sato Miwa-, cantante pop quien debutó con una gran actuación en este Film), Tsumuji (Tadanobu Asano) y Satoru (Koichi Hashizume) representan de buena forma tres padecimientos muy interrelacionados en el hombre constituidos por la autodestrucción, culpa, desarraigo. Es notable como estos protagonistas, construidos desde estas dimensiones, en la práctica puedan inspirar congoja, ternura y compadecimiento. Esto es así en parte porque son fantasmas con los que nos toca vivir a diario y son estos los mecanismos que nos ayudan a seguir adelante con ellos.






DATOS TÉCNICOS
Director:
Shunji Iwai
Guión:
Shunji Iwai
Actores:
Tadanobu Asano / Tsumuji
Koichi Hashizume / Satoru
Chara / Coco
Fujiko Yamamoto / Head Nurse
Fujiko Yamamoto / Nurse
Kazue Ito / Risuke Kuramochi
Nao Omori / Doctor
Keiichi Suzuki/ Pastor
El viaje, donde en cada minuto se revela la imposibilidad de acercarse a cualquier de ambos mundos, hacen que culmine en una caótica búsqueda del fin de los tiempos. Esta motivación está dada en parte porque es la única forma de catarsis ante la situación ambigua que viven, pero también debido a la idea sublime de una redención que sea sanadora en el propio ser humano. La obligación de ir en busca de este “picnic” final, donde cada cual dirá sus últimas palabras y se despedirá de una condición inferior para aspirar a otra, es lo que representa el peregrinar de estos viajeros. Se constituyen como nómades dentro de un mundo estático, no tienen el espacio ni tiempo de nadie y viven los pesares que cualquier otro hombre puede tener en este mundo; pese a todo esto se arman de una extraña esperanza, la cual les da la razón de ser y existir; se aferran a la idea del "picnic" antes del final de los tiempos.


Ya al final de la película, se llega a un punto que supera al propio hombre, y por tanto, también supera a la propia locura que es una condición humana. Por ello se elige el mar como locación para la filmación. El mar no representa ningún muro, no es una reja ni tampoco una calle, no es un patio de una casa, una celda o iglesia; el mar es un espacio sin forma ni tiempo, algo moldeable y desconocido para ambos mundos. Es allí donde concluye la película, siendo un fiel reflejo de las limitaciones de nuestras realidades. Así finaliza todo, en un lugar infranqueable e insostenible siquiera para la locura, donde quizá habiten, ocultos para nuestros ojos y mente, los verdaderos “locos”.


-Fin de la Entrada-

Comments (3)

On marzo 26, 2009 5:31 a. m. , CryingMonster dijo...

¡Papa to mama! Mira que es simpática Coco...

Estuve una temporadita impresionado por esta peli. Pero la impresión se me pasó (como siempre) justo cuando iba a ver Swallowtail & Butterfly. Algún día la retomaré, hay demasiadas pelis impresionantes que me quedan por ver.

Esta concretamente me gustó por esa divergencia entre surrealista conceptal/realista habitual. La dirección es bastante llamativa en este aspecto y los protas, sobre todo Tadanobu y Chara hacen muy bien de "locos". La vi hace mucho y no recuerdo el final, un motivo como cualquier otro para retomar el trabajo de Shinji Iwai.

Gran review de profundidad abisal... saludos.

 
On marzo 26, 2009 8:14 a. m. , Juniper Girl dijo...

Desde hace tiempo he querido ver la filmografía de Shinji Iwai. Siempre estoy leyendo excelentes referencias de todas las películas, practicamente clásicos del cine por lo que veo. Tendré que moverme un poco más para conseguirlas, aunque sea una.

Como dato farandulero, comento que Chara y Tadanobu se hicieron pareja en la vida real a partir de esta película. Y todavía están juntos hasta el sol de hoy.

 
On marzo 26, 2009 12:10 p. m. , Assuwa dijo...

Jajaja ¡Papa to mama!... Coco es de esos personajes que te encariñas de inmediato. Gran actuación debut de la cantante. Aunque ya no deberíamos sorprendernos, por ejemplo, en "I'm a Cyborg, But That's OK", Rain demustra mucho talento actoral, cosa que no termina de sorprenderme de los artistas de Asia en general.
¿No te acuerdas del final? jejeje es un final casi para no olvidar. Bueno, siempre hay una buena excusa para ver buen cine. Y tienes razón, los actores simplemente estuvieron notables en esta peli... además, ¡qué joven que estaba Tadanobu Asano!, casi irreconocible jejeje...


Juniper, presiento que Shinji te gustará, tiene una propuesta estética interesante aparte de su narrativa. Me parece uno de los grandes contemporáneos de Japón.
Y sobre el dato farandulero, ¡es cierto! jejeje mientras buscaba los datos de las fichas di con esa info y me quedé pasmado +_+