Corea del Sur, (2003) , "Oldboy"
"A lo largo de la Torre del Vigía"
"A lo largo de la Torre del Vigía"
Segunda Parte y Final
"No reason to get excited" / "No hay razones para alarmarse"The thief he kindly spoke / Dijo amablemente el ladrón
"There are many here among us" / "Hay mucha gente entre nosotros"
"Who feel that life is but a joke" / "Que piensa que la vida no es sino una broma"
"But you and I, we've been through that" / "Pero tú y yo ya hemos pasado por esto"
"And this is not our fate" / "Y ese no es nuestro destino"
"So let us not talk falsely now" / "Así que no seamos falsos ahora"
"The hour is getting late" / "Se está haciendo tarde"
All along the watchtower / A lo largo de la torre del vigía
Princes kept the view / Los príncipes vigilaban el panorama
While all the women came and went / Mientras las mujeres iban y venían
Barefoot servants too / También sirvientes descalzos
Outside in the cold distance / Afuera a lo lejos
A wildcat did growl / Un gato salvaje gruñía
Two riders were approaching, and / Dos jinetes se aproximaban, y
The wind began to howl / El viento empezó a aullar...
Claramente hay algo en el “ladrón” y el “bufón” que hace que no representen ni vean la realidad como todo el mundo. La marginalidad, la postergación y el aislamiento les han dado la claridad de ver lo que nadie ve. Esta perspectiva, en aumento, manifiesta que la construcción propia del sistema de organización, –sistema de jerarquías como veíamos en la entrega pasada- está, a lo menos, averiada. Entendiendo la palabra “avería” en su amplio significado, dando a conocer no sólo un desperfecto en una maquinaria o sistema artificial, sino también acuñando su otra acepción, la cual habla sobre las “mercaderías o productos defectuosos”.
A raíz de la avería, Dylan augura un colapso. Propone el levantamiento de una fuerza escondida y palpitante que reconoce su condición y destino. Se levantan por sobre “los príncipes”, que no son más que los que hacen que todo se mantenga y predisponen a creer en una estabilidad, que para ojos de estos “jinetes”, es falsa.
La prosa da cuenta de 2 fuerzas contradictorias que pulsan no en una sumatoria ni anulación como podría pensarse desde una perspectiva física, sino que mueven el espíritu humano y lo hacen desplazarse -más que a tiempos y espacios según la física- hacia “estados” desde donde es posible revelar y construir nuevas cosas. Estas dos fuerzas se hacen patentes en el film “Oldboy” y son las que le dan el peso dramático del relato.
Para aventurarnos en estas fuerzas es que hay que quitar un poco de equipaje y viajar algo más ligeros. Para lo cual –y cómo ya adelantaba en la primera parte de este comentario- los invito a ser un poco como Dylan, y hacer el siguiente ejercicio. Destruyamos una idea que viene dada desde la filmación de “Sympathy for Mr. Vengeance”: Eliminemos la “venganza” de la ecuación que compone “Oldboy”. ¿Sacrilegio?, ¡No!, no es una ofensa, ni un acto para la excomunión, de hecho es lo que hace la critica al fragmentar las obras y analizarlas desde dimensiones particulares. Este ejercicio ayuda al reconocimiento de los rasgos predominantes en el film, además de ayudarnos a establecer porqué Park Chan-Wook es criticado por una buena parte de detractores que estigmatizan su obra relacionándola con aspectos de mera comercialidad instituidos por Hollywood en estas últimas décadas. Siendo este sector el que marca el debate en torno a su cine y discute sobre la cuota de occidentalidad y efectismo al que la obra del director se ve expuesta, coyuntura que más adelante será expuesta en detalle.
En la primera parte ya adelantábamos el entorno que posee la venganza dentro del film, pudimos ver la relación e importancia del “sentido de justicia”, así como la idea de “poder” que empapa el argumento en mucha mayor cuota que la de venganza en sí misma.
Aunque este ejercicio tiene un efecto pedagógico, “la venganza” no es un tema de menor importancia, menos eliminable dentro de un análisis, sino como ya comentábamos, es una dimensión demasiado ventilada debido, entre otras cosas, al grado de impacto que posee la violencia en el film -atribuibles a “la venganza”-, lo que por razones culturales impide ver el trasfondo de la ruptura y revelación del discurso. Desde ahora seremos los “bufones” y “ladrones” y veremos “la torre” nítida, los defectos de los príncipes que la pueblan; y porqué no, nuestra propia idea “original”-pero no inconsistente- del film, que es el objetivo final de toda crítica cinematográfica.
¿Y sin venganza que nos queda? Pues queda una disputa de poder donde los principales combatientes son la “voluntad” y la idea del “absoluto”.
Ya aventuramos algo las implicancias del “poder” y “la justicia” con anterioridad, pues ahora nos queda lo que a mi parecer constituye lo central, atributos que hacen que “Oldboy” se constituya en un referente tanto en Oriente como Occidente, sea elogiado por el tratamiento y profundidad de su problemática, y tenga ideas tan contrarias y poco aceptadas socialmente como la venganza, la violencia y la intolerancia.
Para el mejor entendimiento de esta dualidad en conflicto, no se debe olvidar algunas ideas filosóficas importantes que definen lo que Park Chan-Wook entiende desde su estudio en estas materias así como su propia condición cultural de oriental: dos influencias marcadas en su cine. Así, prontamente se pueden visualizar ideas transversales tanto de escolástica, algo de Kant y otra cuota de Nietzsche en la materia que constituye el discurso y argumentación dramática del film.
Una de las mayores influencias en materia del pensamiento occidental actual está dada por lo que “La Teoría de la Salvación” inculcó en las sociedades. De esta forma, y aunque muchas religiones occidentales y grupos ligados al conocimiento no adhieran con esta línea de pensamientos, es un hecho que las repercusiones de esta idea filosófica forman un elemento constitutivo en la moral de nuestras sociedades actuales. Específicamente el Cristianismo, guiado desde la mano de San Anselmo, entre otros padres de la Teología, es una de las más populares ideas acerca de la aceptación del absoluto en la vida del hombre. Así, las ideas panteístas de antaño serían reemplazadas por las cristianas, al menos a niveles sociales.
El Cristianismo persigue abiertamente la determinación de “lo absoluto”, destacando que la idea de Dios, va más allá de una simple representación, sino constituye una conciencia de verdad y espíritu que despierta en el hombre, y propicia que sienta la necesidad de ser partícipe de esa verdad.
Esta es la línea basal que sustenta la fe cristiana y de la cual se extrapolan -como estructura- ideas que superan la fe. Por poner algunos ejemplos, la confiabilidad en los estados y sistemas sociales, ideas de libre comercio en materias económicas y reciprocidad entre naciones, son ideas derivadas desde la interpretación de lo que es “ser cristiano”. Estas temáticas, que para la generalidad, constituyen algo bueno para la sociedad y el hombre en general, son aceptadas y asimiladas como positivas en sus culturas.
El precio de asimilar un absoluto en la línea de pensamiento es reconocerse como ser finito, establecer que por condición no somos ese absoluto y que debemos ocuparnos en buscar el mejor modo de aproximación hacia ese absoluto. Esto lo tiene muy claro, tanto la ciencia como la religión –específicamente hablando del cristianismo-, siendo el “método científico” como la fe, los vehículos para aproximarse a esos absolutos o verdades en estas dos líneas de conocimientos.
Bajo estas perspectivas el siguiente paso –para el cristianismo- es establecer el vehículo de acercamiento entre la finitud del hombre con la infinitud del absoluto. Para ello San Agustín en las conocidas pruebas de la existencia de Dios plantea, entre otras cosas, que por condición finita del hombre es imposible acercarse hacia la idea del absoluto (Dios). Por tanto, si el hombre goza de estas inquietudes, esto prueba que la conciencia de dicho absoluto en el hombre, no es más que la voluntad de éste, el que quiere hacerse presente en el mismo hombre. Lo que probaría su existencia explicado desde la propia condición imperfecta del hombre. Luego, para disminuir la brecha entre Dios y hombre, es que se genera la idea de “pecado”, donde mediante el arrepentimiento es posible acceder al absoluto. El punto intermedio es el más interesante de todos y constituye la idea de “culpa”. La culpa será la que haga conciente los pecados en el hombre y eso, en materia de líneas del pensamiento, será la idea más influyente del “cristianismo” en estudios filosóficos para el mundo, atribuyendo al concepto de “voluntad” del hombre nuevos bríos.
Luego de este rápido recorrido sobre fe y conocimiento, ya tenemos algunos de los elementos que explican esta dualidad en “Oldboy”.
Park Chan-Wook da cuenta de un relato en que se nutre de ideas cristianas –puntos en los cuáles entre otras cosa hacen que nos sintamos profundamente afectados con los elementos dramáticos en el film- para revelar inquietudes propias del director, como lo son la sobrevalorada idea de “la voluntad” como solución y explicación para los problemas intrínsecamente humanos.
Es por ello, que de cierta forma toma ideas de Nietzsche, al pensar un ser superior, no Dios pues no participa de lo divino, pero con el poder suficiente para instaurar su propia voluntad por sobre la de otros.
Nietzsche, como uno de los principales críticos del cristianismo, propone que la idea de voluntad, justicia y moral, entre otras, pertenecen a dilemas acomodaticios de acuerdo a situaciones históricas y de intereses. El filósofo alemán propone dos clases de hombres: el esclavo y el señor –idea sincrónica a la prosa de Dylan, sobre todo por el constituyente critico que posee-, ambos desde el lado de los vencedores y vencidos dan cuenta de conceptos tan gravitantes hoy en día como la moral. Así, para el “señor”, lo malo será todo lo débil, carente de valentía, etc y para el “esclavo” será todo lo egoísta, la opresión de la fuerza, y el orgullo; mientras que lo bueno será para el “señor” lo superior, lo altivo y la dominación; y para el “esclavo” será lo misericordioso, la humildad y obediencia.
En base a estas dos jerarquías y modelos se basan las leyes, normas y conductas humanas para Nietzsche, mucho de lo cual proviene de la herencia del cristianismo.
Park Chan-Wook desafía la propia “voluntad” del hombre, de la cual buena parte de la sociedad cree ciegamente producto de las herencias, tanto en materias filosóficas como religiosas, tal como hemos podido observar a lo largo de esta entrada. A través de Oh Dae-su, muestra la idea muy occidental de poder combatir al mundo y realidad mediante nuestras propias voluntades, la superación de conflictos y el sentido más egoísta de pertenencia que posee el hombre hacia el entorno y sus iguales. Es por ello que para muchos el film constituye un hito del cine, da cuenta de una crítica abierta hacia nuestro sistema de vida el que está ligado a una devoción religiosa hacia la voluntad por sobre la idea del absoluto; marco donde "el absoluto" no tiene cabida lo cual origina, por ejemplo, las crisis en espiritualidad que vivimos sobre estos tiempos.
Pese a todo ello, y luego de destrozarnos, hacernos ver nuestras culpas, nuestras responsabilidades y nuestra finitud, busca el camino hacia la reconciliación de la conciencia, esa que nos hace seres imperfectos. La imperfección en este caso es el vehículo para la salvación, no bajo el sentido estrictamente religioso como podría ser Dios, sino propone la aceptación de la propia condición. Luego de un largo martirio nos damos cuenta que sólo somos seres humanos, una raza pobre y llena de vicios, pero con esa aceptación se revela un nuevo ser humano independiente a culpas o voluntades el cual podrá echar abajo las torres del vigía, que para Dylan mueven nuestro actuar y pensar.
Desde la otra esquina está Lee Woo-jin, ésta interpretación a la idea Nietzscheana de superhombre que se constituye como absoluto en materia teórica. Este elemento es el responsable de hacer ver las falencias de la voluntad, la incapacidad del ego y las limitaciones que lleva la culpa en nuestras vidas. Es el carcelero que hará que el reo valore la libertad como nunca antes lo ha hecho, y es lo que en definitiva evocará la fuerza sanadora que provendrá del oprimido y no de una fuente ajena a él mismo.
Así, el tema fundamental del film rodea el tema de la salvación, esta vez no vista desde el punto de vista cristiano quien fue quien instauró dicho concepto, sino desde el propio hombre: la salvación finalmente proviene de la asimilación de su propia condición.
Ya basta de jugar a ser un ser pseudo-divino, basta de recrear una fábula alejada a lo netamente humano, basta de autoenganarños para dar cuenta de una herencia cultural que jearaquiza y ordena nuestro actuar y pensar. En el fondo corresponde a una liberación y oportunidad de poder hacer las cosas mejor sin placebos que sólo llevan a más ensoñaciones. Una propuesta imbuida en muchos sentidos por la filosofía oriental.
Todo este planteamiento tremendamente occidental, contrastado con la idea de “aceptación de la propia condición” muy de corte oriental, es lo que causó polémica en diversos grupos que aún se quedan estigmatizando lo que será materia de constitución, tanto de oriente como occidente. La polémica trasciende al ser vista como la versión políticamente correcta entre estas dos líneas de pensamiento que habitan en las culturas de estas dos latitudes.
Lo que no tiene discusión alguna es la originalidad y el tratamiento cinematográfico, de lo cual en muchos comentarios podrán conocer profusamente a través de la red, tampoco su propuesta escénica y actuaciones sobresalientes ni –cómo ya hemos hablado- el soporte cultural y teórico que esta adaptación cinematográfica del manga posee.
En “Oldboy”, en definitiva, la salvación proviene de la posibilidad de escapar de un sistema predeterminado, que actualmente está ejercido con mano de hierro por la “voluntad”. En occidente se nos enseña que a través de la “voluntad” es posible lo imposible, desde hacerse millonario, a ser premio nobel de la paz. En el film la voluntad es negada, y para no caer en ideas existencialistas, se reemplaza la “voluntad” por el “sometimiento” y naturalmente –como ya vimos- se convierte en “aceptación”. Así, finalmente se llega a que la vehemencia y la causalidad no existen, la voluntad no existe, los méritos tampoco. El mundo es del propio mundo, no del hombre. “Oldboy” es la polémica visión de la aceptación hacia constituirse como mundo, y ya no más como hombre.
A raíz de la avería, Dylan augura un colapso. Propone el levantamiento de una fuerza escondida y palpitante que reconoce su condición y destino. Se levantan por sobre “los príncipes”, que no son más que los que hacen que todo se mantenga y predisponen a creer en una estabilidad, que para ojos de estos “jinetes”, es falsa.
La prosa da cuenta de 2 fuerzas contradictorias que pulsan no en una sumatoria ni anulación como podría pensarse desde una perspectiva física, sino que mueven el espíritu humano y lo hacen desplazarse -más que a tiempos y espacios según la física- hacia “estados” desde donde es posible revelar y construir nuevas cosas. Estas dos fuerzas se hacen patentes en el film “Oldboy” y son las que le dan el peso dramático del relato.
Para aventurarnos en estas fuerzas es que hay que quitar un poco de equipaje y viajar algo más ligeros. Para lo cual –y cómo ya adelantaba en la primera parte de este comentario- los invito a ser un poco como Dylan, y hacer el siguiente ejercicio. Destruyamos una idea que viene dada desde la filmación de “Sympathy for Mr. Vengeance”: Eliminemos la “venganza” de la ecuación que compone “Oldboy”. ¿Sacrilegio?, ¡No!, no es una ofensa, ni un acto para la excomunión, de hecho es lo que hace la critica al fragmentar las obras y analizarlas desde dimensiones particulares. Este ejercicio ayuda al reconocimiento de los rasgos predominantes en el film, además de ayudarnos a establecer porqué Park Chan-Wook es criticado por una buena parte de detractores que estigmatizan su obra relacionándola con aspectos de mera comercialidad instituidos por Hollywood en estas últimas décadas. Siendo este sector el que marca el debate en torno a su cine y discute sobre la cuota de occidentalidad y efectismo al que la obra del director se ve expuesta, coyuntura que más adelante será expuesta en detalle.
En la primera parte ya adelantábamos el entorno que posee la venganza dentro del film, pudimos ver la relación e importancia del “sentido de justicia”, así como la idea de “poder” que empapa el argumento en mucha mayor cuota que la de venganza en sí misma.
Aunque este ejercicio tiene un efecto pedagógico, “la venganza” no es un tema de menor importancia, menos eliminable dentro de un análisis, sino como ya comentábamos, es una dimensión demasiado ventilada debido, entre otras cosas, al grado de impacto que posee la violencia en el film -atribuibles a “la venganza”-, lo que por razones culturales impide ver el trasfondo de la ruptura y revelación del discurso. Desde ahora seremos los “bufones” y “ladrones” y veremos “la torre” nítida, los defectos de los príncipes que la pueblan; y porqué no, nuestra propia idea “original”-pero no inconsistente- del film, que es el objetivo final de toda crítica cinematográfica.
¿Y sin venganza que nos queda? Pues queda una disputa de poder donde los principales combatientes son la “voluntad” y la idea del “absoluto”.
Ya aventuramos algo las implicancias del “poder” y “la justicia” con anterioridad, pues ahora nos queda lo que a mi parecer constituye lo central, atributos que hacen que “Oldboy” se constituya en un referente tanto en Oriente como Occidente, sea elogiado por el tratamiento y profundidad de su problemática, y tenga ideas tan contrarias y poco aceptadas socialmente como la venganza, la violencia y la intolerancia.
Para el mejor entendimiento de esta dualidad en conflicto, no se debe olvidar algunas ideas filosóficas importantes que definen lo que Park Chan-Wook entiende desde su estudio en estas materias así como su propia condición cultural de oriental: dos influencias marcadas en su cine. Así, prontamente se pueden visualizar ideas transversales tanto de escolástica, algo de Kant y otra cuota de Nietzsche en la materia que constituye el discurso y argumentación dramática del film.
Una de las mayores influencias en materia del pensamiento occidental actual está dada por lo que “La Teoría de la Salvación” inculcó en las sociedades. De esta forma, y aunque muchas religiones occidentales y grupos ligados al conocimiento no adhieran con esta línea de pensamientos, es un hecho que las repercusiones de esta idea filosófica forman un elemento constitutivo en la moral de nuestras sociedades actuales. Específicamente el Cristianismo, guiado desde la mano de San Anselmo, entre otros padres de la Teología, es una de las más populares ideas acerca de la aceptación del absoluto en la vida del hombre. Así, las ideas panteístas de antaño serían reemplazadas por las cristianas, al menos a niveles sociales.
El Cristianismo persigue abiertamente la determinación de “lo absoluto”, destacando que la idea de Dios, va más allá de una simple representación, sino constituye una conciencia de verdad y espíritu que despierta en el hombre, y propicia que sienta la necesidad de ser partícipe de esa verdad.
Esta es la línea basal que sustenta la fe cristiana y de la cual se extrapolan -como estructura- ideas que superan la fe. Por poner algunos ejemplos, la confiabilidad en los estados y sistemas sociales, ideas de libre comercio en materias económicas y reciprocidad entre naciones, son ideas derivadas desde la interpretación de lo que es “ser cristiano”. Estas temáticas, que para la generalidad, constituyen algo bueno para la sociedad y el hombre en general, son aceptadas y asimiladas como positivas en sus culturas.
El precio de asimilar un absoluto en la línea de pensamiento es reconocerse como ser finito, establecer que por condición no somos ese absoluto y que debemos ocuparnos en buscar el mejor modo de aproximación hacia ese absoluto. Esto lo tiene muy claro, tanto la ciencia como la religión –específicamente hablando del cristianismo-, siendo el “método científico” como la fe, los vehículos para aproximarse a esos absolutos o verdades en estas dos líneas de conocimientos.
Bajo estas perspectivas el siguiente paso –para el cristianismo- es establecer el vehículo de acercamiento entre la finitud del hombre con la infinitud del absoluto. Para ello San Agustín en las conocidas pruebas de la existencia de Dios plantea, entre otras cosas, que por condición finita del hombre es imposible acercarse hacia la idea del absoluto (Dios). Por tanto, si el hombre goza de estas inquietudes, esto prueba que la conciencia de dicho absoluto en el hombre, no es más que la voluntad de éste, el que quiere hacerse presente en el mismo hombre. Lo que probaría su existencia explicado desde la propia condición imperfecta del hombre. Luego, para disminuir la brecha entre Dios y hombre, es que se genera la idea de “pecado”, donde mediante el arrepentimiento es posible acceder al absoluto. El punto intermedio es el más interesante de todos y constituye la idea de “culpa”. La culpa será la que haga conciente los pecados en el hombre y eso, en materia de líneas del pensamiento, será la idea más influyente del “cristianismo” en estudios filosóficos para el mundo, atribuyendo al concepto de “voluntad” del hombre nuevos bríos.
Luego de este rápido recorrido sobre fe y conocimiento, ya tenemos algunos de los elementos que explican esta dualidad en “Oldboy”.
Park Chan-Wook da cuenta de un relato en que se nutre de ideas cristianas –puntos en los cuáles entre otras cosa hacen que nos sintamos profundamente afectados con los elementos dramáticos en el film- para revelar inquietudes propias del director, como lo son la sobrevalorada idea de “la voluntad” como solución y explicación para los problemas intrínsecamente humanos.
Es por ello, que de cierta forma toma ideas de Nietzsche, al pensar un ser superior, no Dios pues no participa de lo divino, pero con el poder suficiente para instaurar su propia voluntad por sobre la de otros.
Nietzsche, como uno de los principales críticos del cristianismo, propone que la idea de voluntad, justicia y moral, entre otras, pertenecen a dilemas acomodaticios de acuerdo a situaciones históricas y de intereses. El filósofo alemán propone dos clases de hombres: el esclavo y el señor –idea sincrónica a la prosa de Dylan, sobre todo por el constituyente critico que posee-, ambos desde el lado de los vencedores y vencidos dan cuenta de conceptos tan gravitantes hoy en día como la moral. Así, para el “señor”, lo malo será todo lo débil, carente de valentía, etc y para el “esclavo” será todo lo egoísta, la opresión de la fuerza, y el orgullo; mientras que lo bueno será para el “señor” lo superior, lo altivo y la dominación; y para el “esclavo” será lo misericordioso, la humildad y obediencia.
En base a estas dos jerarquías y modelos se basan las leyes, normas y conductas humanas para Nietzsche, mucho de lo cual proviene de la herencia del cristianismo.
Park Chan-Wook desafía la propia “voluntad” del hombre, de la cual buena parte de la sociedad cree ciegamente producto de las herencias, tanto en materias filosóficas como religiosas, tal como hemos podido observar a lo largo de esta entrada. A través de Oh Dae-su, muestra la idea muy occidental de poder combatir al mundo y realidad mediante nuestras propias voluntades, la superación de conflictos y el sentido más egoísta de pertenencia que posee el hombre hacia el entorno y sus iguales. Es por ello que para muchos el film constituye un hito del cine, da cuenta de una crítica abierta hacia nuestro sistema de vida el que está ligado a una devoción religiosa hacia la voluntad por sobre la idea del absoluto; marco donde "el absoluto" no tiene cabida lo cual origina, por ejemplo, las crisis en espiritualidad que vivimos sobre estos tiempos.
Pese a todo ello, y luego de destrozarnos, hacernos ver nuestras culpas, nuestras responsabilidades y nuestra finitud, busca el camino hacia la reconciliación de la conciencia, esa que nos hace seres imperfectos. La imperfección en este caso es el vehículo para la salvación, no bajo el sentido estrictamente religioso como podría ser Dios, sino propone la aceptación de la propia condición. Luego de un largo martirio nos damos cuenta que sólo somos seres humanos, una raza pobre y llena de vicios, pero con esa aceptación se revela un nuevo ser humano independiente a culpas o voluntades el cual podrá echar abajo las torres del vigía, que para Dylan mueven nuestro actuar y pensar.
Desde la otra esquina está Lee Woo-jin, ésta interpretación a la idea Nietzscheana de superhombre que se constituye como absoluto en materia teórica. Este elemento es el responsable de hacer ver las falencias de la voluntad, la incapacidad del ego y las limitaciones que lleva la culpa en nuestras vidas. Es el carcelero que hará que el reo valore la libertad como nunca antes lo ha hecho, y es lo que en definitiva evocará la fuerza sanadora que provendrá del oprimido y no de una fuente ajena a él mismo.
Así, el tema fundamental del film rodea el tema de la salvación, esta vez no vista desde el punto de vista cristiano quien fue quien instauró dicho concepto, sino desde el propio hombre: la salvación finalmente proviene de la asimilación de su propia condición.
Ya basta de jugar a ser un ser pseudo-divino, basta de recrear una fábula alejada a lo netamente humano, basta de autoenganarños para dar cuenta de una herencia cultural que jearaquiza y ordena nuestro actuar y pensar. En el fondo corresponde a una liberación y oportunidad de poder hacer las cosas mejor sin placebos que sólo llevan a más ensoñaciones. Una propuesta imbuida en muchos sentidos por la filosofía oriental.
Todo este planteamiento tremendamente occidental, contrastado con la idea de “aceptación de la propia condición” muy de corte oriental, es lo que causó polémica en diversos grupos que aún se quedan estigmatizando lo que será materia de constitución, tanto de oriente como occidente. La polémica trasciende al ser vista como la versión políticamente correcta entre estas dos líneas de pensamiento que habitan en las culturas de estas dos latitudes.
DATOS TÉCNICOS Director:Chan-wook Park Guión: Garon Tsuchiya (story) Nobuaki Minegishi (comic) Actores: Min-sik Choi / Dae-su Oh Ji-tae Yu ... Woo-jin Lee Hye-jeong Kang / Mi-do Dae-han Ji /No Joo-hwan Dal-su /Oh Park Cheol-woong Byeong-ok Kim / Mr. Han Seung-Shin Lee / Yoo Hyung-ja Jin-seo Yun / Lee Soo-ah Dae-yeon Lee / Beggar Kwang-rok Oh / Suicidal Man Tae-kyung Oh ... Young Dae-su Yeon-suk Ahn / Young Woo-jin Il-han Oo / Young Joo-hwan |
En “Oldboy”, en definitiva, la salvación proviene de la posibilidad de escapar de un sistema predeterminado, que actualmente está ejercido con mano de hierro por la “voluntad”. En occidente se nos enseña que a través de la “voluntad” es posible lo imposible, desde hacerse millonario, a ser premio nobel de la paz. En el film la voluntad es negada, y para no caer en ideas existencialistas, se reemplaza la “voluntad” por el “sometimiento” y naturalmente –como ya vimos- se convierte en “aceptación”. Así, finalmente se llega a que la vehemencia y la causalidad no existen, la voluntad no existe, los méritos tampoco. El mundo es del propio mundo, no del hombre. “Oldboy” es la polémica visión de la aceptación hacia constituirse como mundo, y ya no más como hombre.
-Fin de la entrada-
Comments (3)
Quedé sin habla después de leer esto
felicitaciones....
agregado a mis blogs favoritos
Gracias Rogo, bienvenido y no te pierdas.
Saludos!!
vi la uno y no sabia que ya habia salido la dos,la verdad,laprimera vez que la vi,me asuste!,pobre hombre todo lo que paso,tuve que verla de nuevo para comprender un poco mas.me gustaria ver esta.