Singapur, (2008), "My Magic"
"Personaje, personalidad y persona..."
La verdad que cuando he visto las películas para el BAFF –y siguiendo con los films de este año 2009- no me ha llamado la atención “My Magic”, exceptuando hasta que me di cuenta de quien la dirigía, ya que se me ha venido a la mente la inolvidable “Be with Me” (2005) de Eric Khoo. Me ha entrado la curiosidad por saber en qué línea irá este nuevo trabajo fuera de lo argumentalmente apreciable en la sinopsis, y me he decidido a verla.
Al parecer es beneficiosamente poco pretenciosa, es decir, entre tanto cine independiente, problemáticas profundamente rebuscadas de corte experimental, surge algo como “My Magic” una historia simple, contada de manera correcta pero que reencausa muchas ideas sobre las pérdidas que está teniendo el cine de este tipo actualmente.
Hace poco me ha tocado ver una preselección de cortos para una posible premiación. El punto es que en sí los cortos, en una mayoría útil de los casos, se ocupan como una forma de experimentar, una manera de acercar desde otras perspectivas -ya sea al lenguaje o estilos-, las nuevas tendencias que pudieran tener en este arte. En fin, desgraciadamente se está viviendo una tendencia de inmediatismo en el pulso creativo de los realizadores, posponiendo las nuevas ideas y experimentación a una suerte de validación –y ojalá consagración de sus carreras- pretensiones que me parecen ridículas tratándose de cortometrajes. Ya cada vez más cuesta ver una realización que no abuse de manera obvia de un recurso de giro argumental sobre el final –todo esto en referencia a los cortos-, llegando a ser tan molesto que resulta evidente que todo el corto es una excusa para poder hacer un giro final. Cosa que me parece además de inútil y poco inteligente, un absoluto desperdicio de recursos.
Por suerte y con todo esto en la cabeza, me he sentado a ver “My Magic” y la verdad es que me ha parecido “necesaria”. Ocupo el término “necesaria” porque siendo una producción cinematográfica correspondiente a un largometraje se ha constituido con todas las fortalezas que debiera poseer un buen corto -o cualquier realización audiovisual-, o al menos, uno aceptable. Hago alusión a los cortos con esta película porque el film es bastante breve, no durando más allá de los 75 minutos.
Antes de continuar con el comentario me detendré en el argumento para quienes aún no conocen el film. Ya adelantaba que la historia es bastante simple. En una suerte de sinopsis puedo decir que el film, que se encuentra dentro del género dramático, cuenta la historia de Francis, interpretado por el propio Francis Bosco, una especie de mago, ilusionista y fakir quien producto de un problema familiar está sumergido en el mundo del alcohol, situación que tiene angustiado y cansado a su hijo, el que con una madurez destacable afronta a la par sus problemas familiares y responsabilidades escolares. Producto de esta situación finalmente su padre comienza a retomar sus antiguas labores con el fin de conseguir dinero suficiente para poder brindarle una seguridad económica y estudios futuros a su ejemplar hijo.
Desde este punto se empieza a desarrollar pausada pero progresivamente el argumento y desenlace, que aunque puede ser predecible, el discurso y temática que propone no deja de tener méritos propios. La magia se presenta como un recurso para la manifestación de los afectos, el cómo de alguna manera el evitar sentir y amar nos quitan un poco la propia magia que acontece dentro de nosotros. Situación que no pretende en lo absoluto ser moralista, ni provocar un enjuiciamiento, sino mostrar las falencias afectivas producto de un trauma emocional que puede ser superado en conjunto con los seres queridos. El eje emotivo gira en torno a esta idea, y se centra estrictamente a la relación padre e hijo, reflejando que los lazos filiales sobrepasan los pesares, deudas y culpas arrastradas en la vida como seres individuales.
Personalmente, como ya lo he dicho con anterioridad, no me siento cómodo al ver actuaciones de niños "haciendo de adultos". No es porque niegue la existencia de este tipo de experiencias y cirscuntancias, sino que siempre suelo extrapolar la actuación de un niño, más allá del reflejo de un entorno y escenario psicológico que lo haga actuar de determinadas formas. En definitiva, siento que pierden lo creíble que los hace ser niños pese a estar guiados para contar una historia de adulto. En este caso, a lo menos suelo ver matices forzados –en el mejor de los casos cuando los hay-, mientras que siento que no se logra el equilibrio del personaje y actor necesario para hacer creíble una historia.
Jathisweran, interpretando al hijo de Francis, desempeña una actuación correcta, ya que sin estar mal y sobrepasar mis críticas anteriores, algunas escenas resultaron algo forzadas en torno incluso al guión, que a mi juicio -además- no resultaban necesarias para recrear la situación vivida por los protagonistas. Específicamente me refiero a un par de escenas referidas a la comunicación con su madre y reflexiones sobre este acontecimiento. Sin estar fuera de un rango tolerable ha estado correcto para su edad, tipo de papel, experiencia y entorno actoral.
En este último criterio creo que mucho de sus debilidades pueden ser explicables ante la gran actuación de “Francis”, como su padre. Creo que es una de las actuaciones mejores logradas y plenamente caracterizadas de muchos de los films contemporáneos a éste, mucho del mérito radica en explotar el desarrollo de la “carnalidad” en su personaje como veremos a continuación.
En referencia a esto último me detendré un momento, ya que generalmente cuando se habla de “carnalidad” suele evocarse una conducta pecaminosa, ligada muchas veces al carácter sexual o sensual de la construcción de los personajes, pero en este caso el concepto es enriquecido al lograr disponer de un material netamente humano, "carnal", que empapa el personaje. Francis, es un alcohólico. Lejos de la redención, sufre un profundo dolor que lo hace estar reviviendo en constancia con su pasado. De alguna manera prolonga su dolor, ya que no busca el olvido, sino eternizar su sufrimiento el que se traduce en una vida autodestructiva plagada de rebelión contra su corporalidad. Es que para Francis su cuerpo es el medio en el cuál puede demostrar su frustración y dolor, lo mantiene en constante recuerdo de sus culpas que tienden a ser diluidas con el alcohol, pero también lo conducen hacia una construcción mental que le permite hacer el ejercicio catártico, de alguna mala manera sanador, razón por la cuál aún puede mantenerse con vida. Fuera de su hijo, su vida se prolonga por no creer merecer la muerte aún, vista la muerte casi como un premio que debe ganarse con la redención y perdón previo. Esto constituye lo medular de su existencia, la cual se construye desde toda dimensión sensorial que le podría otorgar el dolor físico.
Cuando Silvio Rodríguez -cantautor cubano-, en su tema “El trovador del Barro Negro” habla de que este trovador “tañe” o toca un instrumento de cuerda llamado “laúd” de forma incontrolable, él en esta acción aparentemente violenta puede ver una manifestación de humanidad, de entrega hacia algún sentimiento profundamente humano; pudiese ser amor, verdad, consecuencia, entre otros valores o virtudes humanas. Tanta es la claridad de tales acciones que implican el tocar este instrumento, que el cantautor puede ver que viene de un “amar la poesía”, lo que otorga un vínculo en estas acciones con algo casi sagrado, un territorio que se entiende al comprender lo que conforma el espíritu humano. Ésta es la razón por la cuál escogí esta cita para iniciar la entrada. De alguna manera Francis encarga a un “trovador”, que pese a dejar en un virtual abandono a su hijo, el continuar con una vida autodestructiva sumida en el vicio del alcohol, el mantenerse en un pasado doloroso sin querer superarlo, entre otras cosas, sintomatizan un “instrumento” que toca con tal sentimiento que pese a todo el dolor, errores, culpas e irresponsabilidad que pueda tener se nos muestra como un ser frágil, querible, y por sobre todo, digno de valorar casi desde el primer minuto de film.
La virtud de la actuación es poder representar un personaje tremendamente complejo, y lejos de llenarnos de contradicciones nos alineamos profundamente con sus pesares, debilidades y errores. Su “carnalidad” nos conmueve, empatizamos sus dolores de tal manera que hace que la película en general cobre un mayor sentido.
Lo que ha logrado Eric Khoo, director del film no es fácil. El destruir un arquetipo socialmente reprochable es algo sumamente difícil de hacer eficazmente. Es decir, se puede hacer el intento pero generalmente sólo por guión y dirección de actores no suele lograrse de manera creíble. La razón es porque todo debe tener una cuota que aporte a este desarrollo y muchos de los aspectos en la realización de un film están apuntando hacia otros horizontes, los que van desde poder entregar un mensaje global claro, hasta hacer bastante dinero para poder lucrar del cine a destajo. Un ejemplo emblemático que se puede recordar para dar con la dificultad y rectitud de tal tratamiento del personaje, es lo que ha hecho Pedro Almodóvar -uno de los mejores en dirección en España- en “Hable con Ella”(2002). ¿Quién recuerda este film?, lo cierto es que para los que lo han visto podrán recordar su personaje principal que literalmente correspondía a un ser enfermo; un violador, una persona desequilibrada emocionalmente, que de relatar objetivamente sus actos harían que nuestros juicios giraran hacia la condena innegable. Sin embargo, en la película ocurre otra cosa. “Benigno”, un enfermero que hace de personaje protagónico -interpretado de muy buena forma por Javier Cámara-, termina apoderándose de nuestra moral, de la mano de Almodóvar y la calidad técnica del film nos representa a un ser humano. Uno con tanta similitud de espíritu con nosotros que hace que pese a toda la atrocidad cometida sea digna de perdón y redención. Esta creación y tratamiento del argumento y personaje es lo que también es posible ver en “My Magic”, y aunque no pertenecen a temáticas similares -siendo el trabajo de Almodóvar algo más arriesgado-, en el film de Singapur no debilita su mérito.
Otros aspectos que ayudan mucho a la construcción de la historia es la dirección de arte y foto, creo que gracias ellos se pueden retratar y potenciar el perfil de los personajes. Colmado de sitios lúgubres, oscuros y pecaminosos, hacen que brillen personajes que poseen virtudes descontextualizadas a sus entornos. La generosidad, entrega y sacrificio son aspectos gravitantes que se revelan y contrastan con burdeles, habitaciones de departamentos oscuras y sucias, gente del bajo mundo en todo aspecto, además de experimentarse la miseria humana, aunque de manera algo sutil, muy bien lograda.
"Personaje, personalidad y persona..."
"Vuelve de las sombras, de un secreto que no sé.
Vuelve de un quizás, vuelve de un tal vez.
Y para mí tañe el laúd
con melodía que parece azul,
y para mí cuenta su viaje
y la canción se estrena un traje.
Y para mi tañe el laúd
precipitándolo como un alud.
Sospecho que su melodía
llega de amar la poesía."
"El trovador de barro Negro"
La verdad que cuando he visto las películas para el BAFF –y siguiendo con los films de este año 2009- no me ha llamado la atención “My Magic”, exceptuando hasta que me di cuenta de quien la dirigía, ya que se me ha venido a la mente la inolvidable “Be with Me” (2005) de Eric Khoo. Me ha entrado la curiosidad por saber en qué línea irá este nuevo trabajo fuera de lo argumentalmente apreciable en la sinopsis, y me he decidido a verla.
Al parecer es beneficiosamente poco pretenciosa, es decir, entre tanto cine independiente, problemáticas profundamente rebuscadas de corte experimental, surge algo como “My Magic” una historia simple, contada de manera correcta pero que reencausa muchas ideas sobre las pérdidas que está teniendo el cine de este tipo actualmente.
Hace poco me ha tocado ver una preselección de cortos para una posible premiación. El punto es que en sí los cortos, en una mayoría útil de los casos, se ocupan como una forma de experimentar, una manera de acercar desde otras perspectivas -ya sea al lenguaje o estilos-, las nuevas tendencias que pudieran tener en este arte. En fin, desgraciadamente se está viviendo una tendencia de inmediatismo en el pulso creativo de los realizadores, posponiendo las nuevas ideas y experimentación a una suerte de validación –y ojalá consagración de sus carreras- pretensiones que me parecen ridículas tratándose de cortometrajes. Ya cada vez más cuesta ver una realización que no abuse de manera obvia de un recurso de giro argumental sobre el final –todo esto en referencia a los cortos-, llegando a ser tan molesto que resulta evidente que todo el corto es una excusa para poder hacer un giro final. Cosa que me parece además de inútil y poco inteligente, un absoluto desperdicio de recursos.
Por suerte y con todo esto en la cabeza, me he sentado a ver “My Magic” y la verdad es que me ha parecido “necesaria”. Ocupo el término “necesaria” porque siendo una producción cinematográfica correspondiente a un largometraje se ha constituido con todas las fortalezas que debiera poseer un buen corto -o cualquier realización audiovisual-, o al menos, uno aceptable. Hago alusión a los cortos con esta película porque el film es bastante breve, no durando más allá de los 75 minutos.
Antes de continuar con el comentario me detendré en el argumento para quienes aún no conocen el film. Ya adelantaba que la historia es bastante simple. En una suerte de sinopsis puedo decir que el film, que se encuentra dentro del género dramático, cuenta la historia de Francis, interpretado por el propio Francis Bosco, una especie de mago, ilusionista y fakir quien producto de un problema familiar está sumergido en el mundo del alcohol, situación que tiene angustiado y cansado a su hijo, el que con una madurez destacable afronta a la par sus problemas familiares y responsabilidades escolares. Producto de esta situación finalmente su padre comienza a retomar sus antiguas labores con el fin de conseguir dinero suficiente para poder brindarle una seguridad económica y estudios futuros a su ejemplar hijo.
Desde este punto se empieza a desarrollar pausada pero progresivamente el argumento y desenlace, que aunque puede ser predecible, el discurso y temática que propone no deja de tener méritos propios. La magia se presenta como un recurso para la manifestación de los afectos, el cómo de alguna manera el evitar sentir y amar nos quitan un poco la propia magia que acontece dentro de nosotros. Situación que no pretende en lo absoluto ser moralista, ni provocar un enjuiciamiento, sino mostrar las falencias afectivas producto de un trauma emocional que puede ser superado en conjunto con los seres queridos. El eje emotivo gira en torno a esta idea, y se centra estrictamente a la relación padre e hijo, reflejando que los lazos filiales sobrepasan los pesares, deudas y culpas arrastradas en la vida como seres individuales.
Personalmente, como ya lo he dicho con anterioridad, no me siento cómodo al ver actuaciones de niños "haciendo de adultos". No es porque niegue la existencia de este tipo de experiencias y cirscuntancias, sino que siempre suelo extrapolar la actuación de un niño, más allá del reflejo de un entorno y escenario psicológico que lo haga actuar de determinadas formas. En definitiva, siento que pierden lo creíble que los hace ser niños pese a estar guiados para contar una historia de adulto. En este caso, a lo menos suelo ver matices forzados –en el mejor de los casos cuando los hay-, mientras que siento que no se logra el equilibrio del personaje y actor necesario para hacer creíble una historia.
Jathisweran, interpretando al hijo de Francis, desempeña una actuación correcta, ya que sin estar mal y sobrepasar mis críticas anteriores, algunas escenas resultaron algo forzadas en torno incluso al guión, que a mi juicio -además- no resultaban necesarias para recrear la situación vivida por los protagonistas. Específicamente me refiero a un par de escenas referidas a la comunicación con su madre y reflexiones sobre este acontecimiento. Sin estar fuera de un rango tolerable ha estado correcto para su edad, tipo de papel, experiencia y entorno actoral.
En este último criterio creo que mucho de sus debilidades pueden ser explicables ante la gran actuación de “Francis”, como su padre. Creo que es una de las actuaciones mejores logradas y plenamente caracterizadas de muchos de los films contemporáneos a éste, mucho del mérito radica en explotar el desarrollo de la “carnalidad” en su personaje como veremos a continuación.
En referencia a esto último me detendré un momento, ya que generalmente cuando se habla de “carnalidad” suele evocarse una conducta pecaminosa, ligada muchas veces al carácter sexual o sensual de la construcción de los personajes, pero en este caso el concepto es enriquecido al lograr disponer de un material netamente humano, "carnal", que empapa el personaje. Francis, es un alcohólico. Lejos de la redención, sufre un profundo dolor que lo hace estar reviviendo en constancia con su pasado. De alguna manera prolonga su dolor, ya que no busca el olvido, sino eternizar su sufrimiento el que se traduce en una vida autodestructiva plagada de rebelión contra su corporalidad. Es que para Francis su cuerpo es el medio en el cuál puede demostrar su frustración y dolor, lo mantiene en constante recuerdo de sus culpas que tienden a ser diluidas con el alcohol, pero también lo conducen hacia una construcción mental que le permite hacer el ejercicio catártico, de alguna mala manera sanador, razón por la cuál aún puede mantenerse con vida. Fuera de su hijo, su vida se prolonga por no creer merecer la muerte aún, vista la muerte casi como un premio que debe ganarse con la redención y perdón previo. Esto constituye lo medular de su existencia, la cual se construye desde toda dimensión sensorial que le podría otorgar el dolor físico.
Cuando Silvio Rodríguez -cantautor cubano-, en su tema “El trovador del Barro Negro” habla de que este trovador “tañe” o toca un instrumento de cuerda llamado “laúd” de forma incontrolable, él en esta acción aparentemente violenta puede ver una manifestación de humanidad, de entrega hacia algún sentimiento profundamente humano; pudiese ser amor, verdad, consecuencia, entre otros valores o virtudes humanas. Tanta es la claridad de tales acciones que implican el tocar este instrumento, que el cantautor puede ver que viene de un “amar la poesía”, lo que otorga un vínculo en estas acciones con algo casi sagrado, un territorio que se entiende al comprender lo que conforma el espíritu humano. Ésta es la razón por la cuál escogí esta cita para iniciar la entrada. De alguna manera Francis encarga a un “trovador”, que pese a dejar en un virtual abandono a su hijo, el continuar con una vida autodestructiva sumida en el vicio del alcohol, el mantenerse en un pasado doloroso sin querer superarlo, entre otras cosas, sintomatizan un “instrumento” que toca con tal sentimiento que pese a todo el dolor, errores, culpas e irresponsabilidad que pueda tener se nos muestra como un ser frágil, querible, y por sobre todo, digno de valorar casi desde el primer minuto de film.
La virtud de la actuación es poder representar un personaje tremendamente complejo, y lejos de llenarnos de contradicciones nos alineamos profundamente con sus pesares, debilidades y errores. Su “carnalidad” nos conmueve, empatizamos sus dolores de tal manera que hace que la película en general cobre un mayor sentido.
Lo que ha logrado Eric Khoo, director del film no es fácil. El destruir un arquetipo socialmente reprochable es algo sumamente difícil de hacer eficazmente. Es decir, se puede hacer el intento pero generalmente sólo por guión y dirección de actores no suele lograrse de manera creíble. La razón es porque todo debe tener una cuota que aporte a este desarrollo y muchos de los aspectos en la realización de un film están apuntando hacia otros horizontes, los que van desde poder entregar un mensaje global claro, hasta hacer bastante dinero para poder lucrar del cine a destajo. Un ejemplo emblemático que se puede recordar para dar con la dificultad y rectitud de tal tratamiento del personaje, es lo que ha hecho Pedro Almodóvar -uno de los mejores en dirección en España- en “Hable con Ella”(2002). ¿Quién recuerda este film?, lo cierto es que para los que lo han visto podrán recordar su personaje principal que literalmente correspondía a un ser enfermo; un violador, una persona desequilibrada emocionalmente, que de relatar objetivamente sus actos harían que nuestros juicios giraran hacia la condena innegable. Sin embargo, en la película ocurre otra cosa. “Benigno”, un enfermero que hace de personaje protagónico -interpretado de muy buena forma por Javier Cámara-, termina apoderándose de nuestra moral, de la mano de Almodóvar y la calidad técnica del film nos representa a un ser humano. Uno con tanta similitud de espíritu con nosotros que hace que pese a toda la atrocidad cometida sea digna de perdón y redención. Esta creación y tratamiento del argumento y personaje es lo que también es posible ver en “My Magic”, y aunque no pertenecen a temáticas similares -siendo el trabajo de Almodóvar algo más arriesgado-, en el film de Singapur no debilita su mérito.
Otros aspectos que ayudan mucho a la construcción de la historia es la dirección de arte y foto, creo que gracias ellos se pueden retratar y potenciar el perfil de los personajes. Colmado de sitios lúgubres, oscuros y pecaminosos, hacen que brillen personajes que poseen virtudes descontextualizadas a sus entornos. La generosidad, entrega y sacrificio son aspectos gravitantes que se revelan y contrastan con burdeles, habitaciones de departamentos oscuras y sucias, gente del bajo mundo en todo aspecto, además de experimentarse la miseria humana, aunque de manera algo sutil, muy bien lograda.
DATOS TÉCNICOS Director: Eric Khoo Guión: Eric Khoo Kim Hoh Wong Actores: Francis Bosco/ Francis Jathisweran/ Hijo Grace Kalaiselvi / Mujer |
Creo que pese a ser corta en tiempo, la película gana mucho en profundidad, quizá no con los tintes que pudieran darle un tratamiento poético o novedosamente narrativo, sino que su fuerte pasa por el minimalismo en que es representado el sufrimiento humano en amplias dimensiones. “My Magic” se presenta como una pieza interesante y recomendada, aunque no sé si lucirá con colores propios entre tanta buena película pronosticada en este BAFF 2009, pero sin duda goza de atributos que la hacen destacar como una obra individual, modesta y muy bien lograda.
Comments (3)
Da ganas de verla.
Si que vi "Hable con Ella" y me encantó. Los temas que tratan son muy dificiles de tratar, y sin embargo Almodovar lo hace muy bien. Es cierto, empatizamos con Benigno, pero no sé si porque lo perdonemos, creo que hay cosas que se aborrecen aun cuando simpacemos con quien las haga, pero lo que si logra Almodovar es que entendamos un poco a Benigno, no es un violador comun, de esos que reinciden y de como cualquiera ve a un violador, sino que es un hombre con muchas faltas emmocionales, y él, en su interior se cree dentro de esa ilusion optica en la que ella lo ama y le habla y le entiende. Porque necesita creer en esa burbuja que se a armado. De esa forma, interiormente, podria pensar que no estaba mal lo que hacia. Aparte, hay algo que hec que empaticemos con él, aborrecemos el acto, pero... sabesmoq ue apartir de alli, la chica despierta. Un film por demas complejo, que obviamente no se puede analizar en un comentario. Pero por ejemplo, el mismo hecho en Kill Bill, no nos produce empatia hacia el agresor, al contrario.
En cuanto a esta pelicula, creo que esta muy bien lo que rescatas sobre el "maltrato" al propio cuerpo, y la relacion de esto con carencias afectivas. Y si lo pensamos, se da, creo, en la mayoria de los casos. Si se busca bien, hay carencias afectivas en todo aquel que tiene alguna conducta que le perjudica.
En cuanto a la actuacion del niño como adulto. No creo que sea problema de la actuacion en si. Mas bien del guion. Porque el guion podria estar escrito para que el niño haga cosas de grandes pero como niño. EN cambio si se le pide ademas el razocinio de un adulto, ahi se esta desvirtuando la infancia. Y ademas, resta frescura. Al menos es mi pensamiento. Basado en lo que vos describis de las actuaciones, porque no he visto la peli, pero es lo que pienso analizando lo que vos planteas.
Y otra cosa que me parece buena, es esto que decis que la peli tiene que ser preciosa en todos sus minutos, tiene que disfrutarse el transcurso, mas que el final. Aunque le final tambien aporte por supuesto, no tiene que estar todo abocado a eso. Y cuando la historia no da para doa horas, es bueno que dure menos, y no que se rellene con escenas sin sentido.
SALUDOS!!!!!!!!!!!!!!!
Es cierto, la falta de conciencia de generar un daño es la que hace que no enjuiciemos a Benigno, pero a la vez y más en un plano cienmatográfico es todo el mérito de la dirección de personajes y guion al construir un personaje tremendamente complejo. Lo que quiere decir que en él habitan muchos sentimientos, pasiones y multiples aspectos de la personalidad que enriquecen al personaje, y muchas veces son contradictorios.
En este punto "Francis" el protagonista de "My Magic" no representa exteriormente esotos rasgos sino más bien se presentan como aspectos contenidos pero faciles de ver, por lo que quizá brille menos que un "benigno" -en cuando a intensidad o polaridad de sensaciones que nos podría provocar- pero aún así quedan de manifiesto en la película.
Sobre el guión y el personaje del niño, puede que tengas razón, sin emabrgo, el guión para mi está bien. Es decir que no encuentro fallas importantes en su construcción que delaten inconsistencias como para que una actuación sea pobre. EL guión postula la vida de un niño que ha tenido que ganar independencia de sus padres y por ello ha debido saltarse etapas en su infancia lo que lo hace ganar madurez en relación a sus pares. Hasta ahí todo bien. El rasgo que me molesta es que el personaje resutó en determinados momentos poco creible. Me pareció ver en ciertas escenas la representación de algo que se le pidió entregar pero no entendió que debía hacer. Aunque son detalles que probablemente tengan que ver con su edad y experiencia son cosas que pudieron ser tratadas de mejor forma en benecifio del film.
Sobre tu último párrafo, creo que tienes toda la razón. Comúnmente -y uno de los vicios de Hollywood desde pasado los 50- el excesivo acento en "los finales" como un factor unificador y clarificador en los films. Esto ha hecho que sea un lastre que dificulta muchas veces el entendimiento de otras formas de narrar, conviertiéndose en casi un monopolio de "la" fórmula para hacer entenderse en materias cinematográficas, con su ratificación en venta de boletos. De alguna manera se acostumbra a una misma fórmula, que de dominarse, es fácil convertirse en un autómata realizador de historias y siempre caer en los mismos errores. La comunicación entre las maneras de hacer y ver cine, el estar abierto a los cambios, y el nutrirse -no recodificar cosas, como en el caso de los remakes, por citar un ejemplo- de otras visiones de directores, realizadores y culturas, son los aspectos que hacen que este "arte" esté en constante desarrollo y crecimiento.
Este aspecto es algo que incluso la Academia -casi un ícono en materias de fórmulas comerciales cinematográficas- tiene claro. Por ello no me extrañó, que además del merecimiento del Oscar a la mejor película, hubiese sido premida "Slumdog Millonaire". Aunque con falencias propias de la actividad humana, es posible ver en ella un intento de acercamiento sincero hacia otras formas de realizar y pensar el cine, esta vez nutriéndose de formas de representar realidades que pueden ser propias del Bollywood sin ser meros adornos o cáscaras vacias, como en el caso de la fórmula de los remakes. Creo que estos aspectos fueron rescatados -un poco a la fuerza del éxito del film- y la película salió muy bien en este último "Oscar".
En fin, el tema es amplio, escabroso y con muchas variantes; y eso es lo bueno de las artes en general.
Saludos!!